Volver a noticias
04 Set2025

Discurso realizado en la ceremonia de reconocimiento a los ganadores del Premio Copé 2024

Palabras del embajador Harry Belevan-McBride, integrante del jurado de la IX Bienal de Ensayo Premio Copé 2024 en representación de la Academia Peruana de la Lengua.

Luego de casi una década desde que se me invitara a la ceremonia de premiación de un Premio Copé, en representación de los colegas del jurado calificador en la categoría Cuento, me honro nuevamente en hacerlo y esta vez, para felicitar al vencedor de la novena Bienal del Premio Copé 2024 en la categoría Ensayo.

Este concurso literario creado en 1979 e impulsado con asombroso tesón por la empresa estatal Petroperú, ha logrado ser reconocido como el principal certamen literario del país por su permanente empeño en promover y difundir la literatura peruana en todo el Perú y también en el exterior, reconociéndosele como un referente serio y confiable sobre la actualidad creativa nacional en el campo de las letras.

La obra premiada en este más reciente concurso de ensayo se intitula La rosa traversa, y su autor es el Magister de Literatura por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Martín Horna Romero. Luego de varias deliberaciones, los cinco jurados nos decidimos por este estudio al considerar, y cito nuestro fallo, que “…se distingue por el análisis de una de las imágenes más recurrentes de la lírica occidental: el tópico de la rosa. Decíamos en el dictamen que este estudio “ha enfocado la temática en los poetas de la Generación del 50, con una óptica que supera los estereotipos surgidos en esa década e invita a una relectura de los poetas peruanos que incorporaron a la rosa en sus versos”.

El autor de La rosa traversa es un experimentado docente, si tenemos en cuenta que lleva dos décadas de enseñanza en distintos niveles educativos, desde colegios hasta universidades, dictando diversos cursos de literatura, lenguaje, redacción y Plan Lector y que, en la actualidad, es profesor a tiempo completo y coordinador de la carrera de Comunicación en la Universidad Tecnológica del Perú, mientras que cursa estudios de doctorado en la Universidad de Salamanca. Sin embargo, como autor Horna es un novel, pues sólo cuenta en su haber literario con un libro de poesía llamado Génesis 2 y un texto de crítica literaria intitulado, Blanca Varela: una retórica del horror y la vanidad, escasa bibliografía suya que no ha sido impedimento para obtener algunos reconocimientos honoríficos, como el Premio Universidad Peruana Cayetano Heredia en el 2010 y, previamente, en los Juegos Florales del Centro Cultural Aduni en el 2005.

La rosa traversa es una obra de más de 200 páginas que, como podemos observar en el título mismo, evoca en tono diríase que casi nostálgico la ternura, la delicadeza, la pureza, toda aquella sublimación, en fin, propia de una flor emblemática de lo que se entiende por finura de los sentidos, particularmente el visual y el aromático. Así cantaron a la rosa trovadores, bardos y versificadores a lo largo de la historia y en todos las geografías de nuestro universo occidental, desde los poetas grecolatinos a los endecasílabos del Cancionero de Petrarca, al igual que las rimas A una rosa de sor Juana Inés de la Cruz, que convergieron más allá del tiempo con El nombre de la Rosa de Umberto Eco y con, simplemente, La rosa del genial Borges, lo que revela, en suma, la exquisita atención que la literatura, y en particular la poesía, le ha deparado a esa flor de fragante suavidad y colorido. Todo ello no ha sido ajeno a nuestras letras, en particular en la literatura peruana del siglo XX, que es el punto de partida y de llegada de este ensayo cuyo título, La rosa traversa, se completa –o más bien se complementa– con un subtítulo a modo casi de advertencia: “Crítica y postura estética de la poesía de la generación del 50 en tiempos de dictadura”, un ensayo, en suma, que, no obstante o a pesar de este subtítulo, indaga sutilmente en la vida peruana correspondiente a la formación de una de las generaciones más marcantes de la literatura republicana.

Queda por resolver –y eso lo lograrán ustedes leyendo esta obra que, siguiendo su empeñosa tradición, Petroperú publicará próximamente, tal como lo ha hecho siempre con todos los textos galardonados en los distintos géneros que recompensa–, queda, digo, en manos suyas, dilucidar el misterio tras el uso del sustantivo “traversa” que acompaña a esta rosa –¿estaría referido al leño que perfora a una delicada flor, o a un cabo metafórico que la encadena?–, lo que suma al arcano que el lector habrá de develar para sí cuando se pregunte por qué La rosa traversa se ha hecho merecedora del Copé de Oro entre un total de 89 otros ensayos presentados.

Lo dicho da motivo para señalar como última reflexión, lo que debimos tener en cuenta los miembros del jurado calificador de esta novena Bienal de Ensayo, a saber: que la calidad de los trabajos presentados fue, como siempre, oscilante porque, si bien hubo varios ensayos de buen nivel que pudieron merecer menciones honrosas por tratarse de estudios serios sobre una gran diversidad de temas, o que contaban con un loable compendio bibliográfico; otros, en cambio, demostraron desprolijidad en sus planteamientos, descuidos que exponían claramente la precipitación en la concepción intelectual del tema o bien, que se trataba claramente de esfuerzos orientados a redactar tesis universitarias. Que quienes escuchen estas palabras o las lean posteriormente quizá en el prólogo a la edición de La rosa traversa, y pretendan presentarse a futuro a este prestigioso galardón, tomen en cuenta el rigor que cualquier jurado, que todo jurado, exigirá siempre a los trabajos que habrán de ser evaluados.

Nada más, entonces, si no es terminar con una nota personal, registrando el enorme placer que ha sido para mí, en lo individual y como representante de la Academia Peruana de la Lengua, volver a trabajar en un jurado compuesto por amigos de tantos años, y compartir con todos ellos privanzas, pero también discrepancias. Saludo, así, a Ricardo González Vigil, acaso el más destacado estudioso actual de la literatura peruana, que actuó en representación de Petroperú; a Marcel Velásquez Castro, reconocido intelectual y actualmente decano de Letras en la Universidad de San Marcos, a la que representó en el comité; a Pablo Quintanilla, por la Pontificia Universidad Católica y Agustín Prado de la Casa de la Literatura Peruana, ambos de amplia y reconocida trayectoria cultural en nuestro medio. Asimismo, agradezco con semejante reconocimiento el soporte y profesionalismo con que apoyaron nuestras sesiones de trabajo, las autoridades correspondientes de Petroperú, amigos también como Carlos del Águila Chávez y Aldo Durán Repetto, del área de gestión cultural de la empresa. A todos ellos, insisto, les quedo muy agradecidos por su apoyo, pero, en especial, pues… simplemente por haber podido sobrellevar estoicamente mi analfabetismo informático…

¡En nombre de todos ellos y en el propio, doy a Martín Horna Romero nuestras sinceras felicitaciones!

Ceremonia de Premiación Premio Copé 2024