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Pablo Guevara
Premio Copé de Poesía
1997

Nacido en Lima el 23 de mayo de 1930, Pablo Guevara estudió Literatura Peruana en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; y perteneció a la llamada Generación del 50, integrada por Jorge Eielson, Julio Ramón Ribeyro, Carlos Germán Belli, Blanca Varela, Washington Delgado y Javier Sologuren, entre otros poetas y escritores. En 1955, viajó a España para cursar Dirección cinematográfica, y al poco tiempo publicó «Retorno a la creatura» (1957). Vivió algún tiempo en Italia y Francia. A su retorno a Perú salen a la luz Los habitantes (1963), Crónicas contra los bribones (1965) y Hotel del Cusco (1971), libro capital para la poesía peruana, documento de una sociedad renuente al cambio que solo tardaría pocos años en estallar. Después de 27 años publicó Un iceberg llamado Poesía (1998), ganador de la VIII Bienal de Poesía “Premio Copé de 1997”; y La colisión. Ópera marítima en cinco actos (1999), obra monumental «que busca volver a situar el lugar de la poesía en el debate contemporáneo sobre el sentido de lo humano». Luego de su fallecimiento, ocurrido el 2 de noviembre del 2006, se publicaron los poemarios Hospital (2006), escrito en su lecho de muerte; Hacia el final. Homenaje a Pound (2007); Mentadas de madre (2007), uno de sus libros más personales; y Tren bala (2009).

Pablo Guevara obtuvo reconocimientos, como los premios Nacional de Poesía 1954, Premio Copé de Oro 1997, Internacional Ciclo de Ensayo 1987 por «Vallejo hominización», Knopa de Oro del Instituto Nacional de Cultura al cortometraje Semilla (1967), y el del Centro de Teleducación de la Pontificia Universidad Católica de Perú.

La colisiónópera marítima en 5 actos:

Un iceberg llamado PoesíaEn el bosque de hielosA los ataúdes, a los ataúdesCariátidesQuadernas, quadernas, quadernas (Ediciones Copé, Lima, 1999).

“No hay manera de referirse a este libro de Pablo Guevara sin decir que aparece casi 30 años después del anterior. Pues el silencio recorre estos cinco volúmenes por todas partes. El silencio poético y el silencio crítico, que son a su vez el trasatlántico Titanic y el iceberg Poesía desplazándose en la noche casi ártica. A su vez esa noche está habitada por los grandes silencios poéticos con nombre propio. Los 35 años que se tomó Emilio Adolfo Westphalen entre un poemario y otro. Los 20 años sin poemarios nuevos de Jorge Eduardo Eielson. Los decenios interminables que van acumulando, como una estela de hielo y poesía, los poetas que simplemente dejaron de escribir. (…) En La colisión de Guevara el silencio es mucho mayor que en la imaginación del siglo, pues la nave y el témpano no llegan a chocar, sino avanzan el uno contra el otro indefinidamente: el barco fantasma de la sociedad y el iceberg cargado de poetas y de poesía (en un momento Guevara prácticamente llega a llamarlo el BAP, Barco de la Armada Poética, Westphalen) desencontrándose permanentemente. No me extraña que en su poemario El hundimiento del Titanic (1980), Hans Magnus Enzensberger comience llenando la noche trágica con un sonido: “Hay alguien que escucha, que aguarda, / sostiene el aliento, muy cerca, / aquí mismo. Él dice: Esta es mi voz.” En efecto, este drama para grandes volúmenes flotantes parece requerir voces, pero voces que no interrumpan su esencial silencio.”

Mirko Lauer

 

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