…Planteo ocho características de la novela policial, en mi ensayo Detectives perdidos en la ciudad oscura. Novela policial alternativa en Latinoamérica. De Borges a Bolaño (2017) concibiéndola como un «antigénero» (lo derivo de las teorías de Fredric Jameson).
—Primero: estas carecen, generalmente, de la figura del detective, o bien este es reemplazado por otra figura que puede ser cualquiera. Por ejemplo, en Los detectives salvajes (1998), de Roberto Bolaño tenemos dos poetas que están buscando a la madre poeta perdida de México. Ellos asumen el rol del detective. En el caso de que exista el detective, no es el personaje principal, sino que se delínea un poco, no tiene tanta relevancia, a veces no tiene nombre. O son varios detectives en el caso de Los albañiles (1964), de Vicente Leñero, por ejemplo. Entonces el detective pierde protagonismo. Ya no es el personaje principal, todo ya no es visto a través de él.
—Segundo: hay una disociación en la formulación del enigma y la interpretación del crimen, es decir, el enigma ya no está intrínsecamente ligado a un delito; una búsqueda, por ejemplo, es un enigma que no necesariamente implica la presencia de una infracción o un delito.
—Tercero: se permite la presencia de finales abiertos, investigaciones no resueltas, y el lector es el encargado de completar imaginariamente los enigmas. «¿Qué es lo que ocurrió al final?». Estas novelas policiacas alternativas no tienen cierre.
—Cuarto: hay una conciencia de los autores de las diferentes etapas y transformaciones que ha tenido el género policial. Es importante porque los autores de la novela policial alternativa no son de género, no han dedicado toda su obra simplemente a hacer novelas policiales. Son muy buenos lectores del policial, muy buenos teóricos, a veces, del policial. En algún momento de su carrera hicieron estas novelas que ponían en jaque al género, pero no son escritores de género.
—Quinto: la idea de lectura como creación y de lector como una especie de detective. El lector es un activo creador de la obra. Si los finales son abiertos pues tiene que serlo, ¿no?, es una idea un poco barthiana.
—Sexto: se incorporan técnicas narrativas basadas en la oralidad, narraciones objetivas que guardan directa relación con la cinematografía.