Carlos Roldán Del Águila Chávez

Las miradas coloniales y neocoloniales en los museos es un tema de discusión de larga data; y se asocian fundamentalmente a los contenidos y mensajes que se propalan en ellos, tanto en los mensajes de las exposiciones temporales y permanentes como en su programación de investigación y educación de los mismos.

La visibilización de los discursos “coloniales” en los museos se hicieron mas evidentes en la medida que los contenidos ofrecidos han tenido una notable transformación y profundización de sus temas a la luz del re enfoque de los mismos. Es decir, mientras mas se analizaron los discursos, mas se fueron identificando las miradas desde el lado dominante de la sociedad.

Esto fue haciéndose cada vez mas obvio en los museos históricos y más recientemente en los museos y lugares de “memoria”. En estos casos, cada renovación y/o actualización que se haya propuesto en los contenidos mismos, fue acompañada de un proceso de “co-autoría”, “co-curaduría” o, en el sentido más amplio, de democratización de los discursos y contenidos de los museos.

Con el pasar del tiempo, las líneas temáticas de los museos han ido evolucionando a plantearse mas cuestionamientos y crítica constructiva que, como ocurría en tiempos pasados, fueron desarrollando contenidos más descriptivos volviéndose predominantes y haciendo de la experiencia un proceso más de documentación que de reflexión.

Hoy por hoy, los ejes temáticos son mas del tipo de estos últimos, es decir reflexivos, y esto es bueno. Por tanto, se visibilizó con mayor intensión la construcción jerárquica de los contenidos sin tener mucho en cuenta la reacción del receptor o consumidor de los museos. Profundizando este esquema, llegamos a explicarnos con mayor facilidad cómo es que llegamos a esta habitual forma de contenido.

Descolonizar o “decolonizar” los contenidos de los museos se ha convertido en una tarea prioritaria, por lo menos en Iberoamérica, lo que no es poco como comprenderán. En la última reunión del comité iberoamericano de museos realizado el 2023 en México D.F., el tema de la “decolonialidad en los museos” fue incluido como una de las tareas a realizar en los siguientes años, debido a la urgente necesidad de establecernos regionalmente una propuesta coherente en los contenidos mismos de los museos.

La idea es dejar de mirarnos desde un solo lado para entendernos como un todo y proponernos ampliar las miradas para tener un criterio mas amplio de entendimiento y explicación de nuestras complejas sociedades contemporáneas y pasadas. Proponernos establecer una explicación consensuada y evolutiva de los hechos y fenómenos sociales, considerar la inclusión y la tolerancia como ejes fundamentales de explicación y, como una forma de establecer presencias vitales de las minorías, mayorías, géneros y etnias; sin tener que construir un mensaje museográfico sofisticado para entender la complejidad cultural contemporánea.

Ejemplos….

Los museos que abordan la historia tienden a establecer “historias oficiales” desde las perspectivas de los grupos dominantes; y han mantenido estos criterios a lo largo del tiempo. La idea con este tipo de museos es enfocarse a presentar los hechos tangibles, concretos y verificables como una verdad demostrable con evidencia material; luego, de ahí, establecer discursos interpretativos alternativos sin cerrar la puerta a otras formas de interpretación con las mismas evidencias.

Los museos de artes tienden a presentar, como es obvio, la perspectiva del autor de las obras expuestas; algunos otros incluyen la crítica de arte de algunos “renombrados” analistas. Pero también deberemos considerar las consecuencias o implicancias de los espectadores, como parte del hecho tangible. De esta forma, el arte democratizará su presencia y planteará nuevos caminos de interpretación plástica.

En general, la construcción de discursos museológicos se encuentra “protegidos” por el academicismo que se respalda en los niveles observacionales y empíricos del método científico. Esto esta bien, pero no es suficiente. La perspectiva del receptor viene ocupando un lugar primordial en la construcción contemporánea de discursos en los museos de hoy. Y más aun si los museos han empoderado sus sistemas de apropiación con talleres, programas educativos, experiencias interactivas u otros recursos explicativos.

En este contexto, la investigación en los museos debería jugar un rol estratégico y fundamental, lo que por lo menos en el Perú no ocurre en la mayoría de los casos. De modo que resulta crucial reforzar los recursos investigativos en los museos, sean del formato que sean y toquen los temas que sean. Siempre, un proceso permanente de investigación y análisis crítico es un punto de partida seguro para lograr discursos más inclusivos y propositivos.

En un país como el Perú, donde las necesidades y prioridades sociales se concentran en los aspectos básicos de supervivencia: alimentación, salud, vivienda, entre otros; el rol de los museos debería enfocarse a contribuir en esta búsqueda de soluciones o alternativas a corto plazo. Considero que el discurso de los museos puede aportar a facilitar la solución de estas demandas y muchas otras más. No hay excusas, para ningún tipo de museos (históricos, de ciencia, temáticos, de arte, entre otros) que justifican la inacción de preocuparse por la realidad contemporánea y los problemas sociales urgentes. Cualquier museo, puede aportar a la solución de estos problemas. El espectro de acción que tienen las instituciones museales es muy similar a las de cualquier organización social de ayuda y apoyo a la pobreza o a los desastres naturales. Siempre hay una forma creativa de alinear los esfuerzos desde la historia, la antropología, la arqueología, la historia del arte, las ciencias naturales, la investigación científica o las historias locales que generalmente suelen contar los museos.

El poder específico de todo tipo de institución museal radica justamente en los discursos que elabora y la pretensión que se tiene para elaborar esos discursos. Si solo nos quedamos en las “historias oficiales” o las “historias tradicionales” estaremos limitándonos a los discursos de poder o de corte colonialista que han sido parte de las historias de contenidos de los museos convencionales. La idea es salirse de ese formato y explorar la equidad y transparencia de la realidad social y su necesidad de explicarlas para conocerlas mejor y por tanto apropiarlas adecuadamente.

En este punto amerita volver a tocar un punto que ya es recurrente en estas contribuciones: el Museo Nacional del Perú (MUNA). Este tipo de museos, el de los Museos Nacionales, resulta siendo polémico a la hora de tocar los contenidos de los museos. Todo museo “nacional” resulta siendo la propuesta “oficial” del régimen de turno o del régimen imperante: por tanto, la propuesta de contenido que construya apunta a consolidar un sistema dominante desde la misma intensión “nacional” del formato. Esto ha permitido explicar que la vigencia de los “museos nacionales” ya no tienen sentido en estos tiempos de globalización y de cara a que la propuesta oficial, no permita lo “no oficial” en sus presentaciones. Esta contradicción, hoy en día, tiene sentido.

Ahí creo, que la posibilidad creativa de reformularse un “museo nacional” en pleno siglo XXI es un reto sustancial que ya algunos países han venido explorando, como es el caso de Ecuador, Colombia e inclusive Chile. Ante la posibilidad real de contar con una institución pública que piense el Perú permanentemente y se permita consensuar las características diversas, multilingües y pluricultural que tiene nuestro país; no deberíamos dejar pasar la oportunidad que no logramos concretar hace ya mas de 200 años.

Un MUNA que inicie sus planteamientos investigativos rompiendo los estigmas de la “colonialidad” es un seguro pasaporte abierto a la consolidación como país y al fortalecimiento de nuestras identidades históricas y, porque no planteárnosla, nacionales. Un MUNA en el Perú debería involucrar a todos los colectivos sociales, académicos, de investigación y pensantes de nuestras diferentes comunidades para estructurar el país que somos y el país que queremos ser.

En general los “museos nacionales”, y así lo está demostrando Ecuador que es el caso mas cercano que conozco, están obligados a ser un laboratorio de pensamiento sobre las nuevas posibilidades colectivas de convivencia que en estos tiempos debemos apoyar. Nuevos discursos en nuevos tiempos es la oportunidad que tiene nuestra sociedad para permitirnos transformar y fortalecer la institucionalidad de los museos en cualquier parte del mundo.

Hace ya más de 36 años, mi primer experimento académico de reformular un antiguo museo, el de Arqueología de San Marcos, en la Casona del Parque Universitario, logró llegar a las mentes y corazones de ciertos estudiantes vecinos que se permitieron autoafirmarse en sus identidades y se sintieron con el derecho de indicarle a sus padres, al día siguiente, lo que habían aprendido y lo que deberían aprender ellos también. Ese es el verdadero poder de los museos; y ahora que buscan “decolonizarse” en sus discursos, considero que la meta propuesto desde Iberoamérica deberá ser la principal consigna política y emocional de los museos del mundo.

Carlos Roldán DEL AGUILA Chávez[1]

Marzo, 2024

[1] crdela@hotmail.com/Arqueólogo, investigador y gestor cultural.