Carlos Roldán Del Águila Chávez

Este año 2023 se cumplen 50 años de pronunciado uno de los discursos más significativos en la historia de los museos en el Perú. Nos referimos al discurso de reapertura del Museo Nacional de Antropología del Perú realizado un 21 de diciembre de 1973 por el entonces joven director de ese museo, Luis Guillermo Lumbreras Salcedo. Era un contexto interesante; Lumbreras había asumido el encargo de un museo que, desde sus inicios, allá por los años ‘40s, se había convertido en un espacio de culto, sobre todo después de la muerte del sabio Julio C. Tello, ocurrido el 3 de junio de 1947. Los que siguieron a Tello en la dirección, continuaron su legado y perpetuaron la idea del espacio inmaculado, sagrado y exclusivo para el conocimiento de la historia de nuestros antiguos pobladores. Este era el gran peso que heredó Lumbreras, por tanto, pensar en remodelar este lugar, implicaba romper con el culto, desmitificar la figura del sabio Tello, para convertirla en un genuino representante del indigenismo peruano desde la antropología y arqueología peruana.

Por eso resulta simbólicamente importante destacar este discurso de diciembre del 1973, porque se permitía la posibilidad de repensar nuestro país a la luz de los avances de las ciencias sociales y de los estudios científicos que, sobre la arqueología peruana, se habían realizado entre los ‘50s y ‘70s. Lumbreras lo entendió así, además de aplicar las nuevas corrientes de pensamiento teórico del momento, en la cual la “Arqueología Social”, escuela que Lumbreras gestó desde esos años, estaba desarrollando aplicaciones prácticas de interpretación histórica en todo Latinoamérica. Así, luego de tres meses de cerrada la atención al público del referido museo, se logró un 21 de diciembre reaperturarlo como corresponde; fue un hecho sin precedentes, era una renovación completa de la interpretación de nuestra historia del antiguo Perú. Lo que ha venido después, han sido renovaciones parciales y esporádicas, en la medida de los magros presupuestos asignados (lo puedo confirmar con conocimiento de causa). Recién por estos años y debido a una seria contingencia de seguridad es que el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú (MNAAHP) cuenta con una renovación y ampliación integral como lo necesita de verdad; es decir, la renovación museográfica que está en ciernes hoy es de la renovación integral que Lumbreras hizo hace 50 años atrás.

Yendo al texto que nos interesa destacar: fue el discurso inaugural pronunciado en el acto de reapertura del entonces Museo Nacional de Antropología del Perú (hoy MNAAHP), un 21 de diciembre de 1973; el cual se convirtió, un año después, en el capítulo 10 titulado “Museos de masas o museos de élite” del emblemático libro “Arqueología como ciencia social” de Luis Guillermo Lumbreras Salcedo, publicado en 1974 por Ediciones HISTAR (la versión de “tapa verde” como se le conoce). Este texto corto significa, para los que nos dedicamos a la gestión de los museos, un referente fundamental y de avanzada para entender el valor de los museos y su relación con los públicos que atienden. Veamos…

Destaco la definición de museos que postula:

El Museo es una institución que conserva y estudia el patrimonio monumental de la Nación, para que el pueblo obtenga de dicho patrimonio la conciencia que necesita para lograr su transformación. Los objetos arqueológicos no son nada más que las frases sueltas de un voluminoso libro de nuestra historia; en el museo, nuestra tarea consiste en ordenarlos y presentarlos orgánicamente, de modo que los hombres (y mujeres) de nuestro pueblo, puedan leer esa historia, página por página, sin cansancio”.

Es decir, la necesidad de entender a los museos como instrumentos fundamentales para conseguir cambios, transformaciones, mejoras en una sociedad cada vez más compleja, confusa y acelerada. Parece entonces un concepto de Museos para hoy escrito hace 50 años atrás.

Luego llega a un nivel más profundo de análisis:

En cada objeto del pasado, en un modesto ceramio o en un exquisito lienzo bordado, está implícito el trabajo del hombre. Cada objeto es el resultado de un aprendizaje, de un talento, de un esfuerzo, de una cantidad de tiempo invertido, es el resultado de muchos errores y aciertos; detrás de todo aquello están los hombres mismos, con sus penas, sus amores y sentido propio de la vida. […] Por eso, en cada objeto ha de encontrarse un mensaje de vida, una experiencia de valor. Es el trabajo social que ha transformado creativamente la naturaleza, hasta convertir la piedra del campo en hermosa escultura, el barro de las riberas en objeto útil o en belleza de forma y color”.

En este párrafo está inmerso una forma de ver y entender el mundo, al entender que la conexión entre seres humanos y naturaleza es una sola y es necesaria, pero en armonía, en equilibrio y en coherencia. Lumbreras sabía expresar en palabras directas, lo que los intelectuales solemos complejizar y abstraer, a veces, innecesariamente.

Lo notable de este texto, entre muchas cosas, es la forma en que aborda el, ahora vigente, tema de la “decolonización” de los museos; tema tan actual en nuestros tiempos que están generando un cambio de paradigma discursivo en muchos museos del mundo. Hace 50 años, Lumbreras, para referirse a la forma como en esos tiempos lo museos abordaban la explicación de sus temas decía:

El museo es pues, un repositorio científico y al mismo tiempo un centro de enseñanza masiva de la historia social”.

 Partiendo de este concepto (que me recuerda a la tendencia contemporánea que Iberoamérica tiene para con sus museos), entendía Lumbreras que los museos no estaban haciendo eso, sino:

De esta manera, el museo se convierte en un centro al servicio de una élite con ‘tiempo ocioso’ disponible”.

 Dice también:

“… el museo de ‘élite’ está estructurado, entonces, con un neto contenido discriminatorio, que en nuestra sociedad revela una posición conservadora y aristocratizante”. […]Un museo de ‘élite’ dedicado a la historia, es un lugar donde se exalta el pasado y se añora las viejas formas de vida, casi siempre expresadas en el bienestar material obtenido por los antiguos grupos de poder, de este modo ‘la vida cortesana’ o ‘las joyas reales’, aspiración pertinaz de las oligarquías, se convierten en ‘el pasado’ de la sociedad, creando una imagen ficticia del proceso social. Así, los trabajadores, la masa, no ven su imagen, su historia, en este tipo de museos, absorbiendo la errada lección de que la historia es obra de los explotadores, de las ‘individualidades sobresalientes’ y de que todo tiempo pasado fue mejor”.

 Además de la sólida posición de clase del autor, destaco la pionera identificación de uno de los actuales problemas de los museos de hoy: la condición colonial de la mayoría de ellos. Hoy en día la necesidad de “decolonizar” los contenidos de los museos es una tendencia prioritaria en la agenda contemporánea en Iberoamérica. Antes de explayar la novedad de conceptos inmersos en esa nueva presentación del museo de pueblo libre, quiero rescatar algunas ultimas frases notables:

Es menester entender que la historia de los pueblos la hacen los pueblos mismos y que para entenderla hay que hacer el análisis al interior de su proceso, teniendo los factores externos (conquista, influencia, etc.) como vectores de cambio dentro del proceso y no como ‘nuevos procesos’[…], “No se trata, pues, de mostrar los objetos, simplemente, sino de mostrarlos dentro de un contexto informativo, que permita a cualquier persona entender su significado y su función” […], “Se evita así darle al museo un contenido de élite que en el Perú, significa: turistas extranjeros, una clase media ‘interesada´ y, por supuesto, una burguesía, frecuentemente ‘Snob’ enternecida por las cosas ‘exóticas’ y ‘excitantes’”.

Esta mirada innovadora para su época (hace 50 años), determinó lo que en ese entonces, no solo los turistas extranjeros o clasemedieros snobs, sino todo el mundo que visita este país consigue recibir de información del museo más importante y completo.

El avance de los estudios e investigaciones en la historia de nuestro país, han permitido repensar nuestra historia y replantear su interpretación en los museos, cada vez más compleja e interesante; actualmente en proceso una nueva lectura interpretativa de nuestra historia se viene gestando en el actual MNAAHP, institución en la que Lumbreras participó muchas veces y de muchas maneras. Ese cambio es bueno, pero no deberíamos esperar tanto tiempo para interesarnos por ello. De ahí la importancia de este texto de Lumbreras; en el cual nos estaba diciendo ya, hacia 1973, que nuestro mundo y nuestra historia es siempre cambiante y desafiante. Así Lumbreras veía la historia, así nos la enseñó a verla, y es mejor aún, si nos dedicamos a la historia o a las ciencias sociales.

Las últimas actividades en que lo vi a Lumbreras trabajar fueron el desarrollo de las ideas centrales para el futuro Museo Nacional del Perú (MUNA) y el esperado texto interpretativo de los Wari, próximo a ser publicado. En ambos casos, no dejó de ponerle pasión al desarrollarlos. Aparte de los más de 14 mil libros de su colección donados al MUNA, está su nueva visión del Perú, luego de 50 años de haberla interpretado; esperemos que se respete su guía de conceptos que preparó para ese museo; y sobre Wari, esperemos que sus nuevas ideas e interpretaciones nos vuelva mejores interesados en una historia fascinante del Perú Antiguo.

Luis Lumbreras partió de este mundo el 9 de noviembre de 2023, a los 87 años cumplidos y con una impresionante producción intelectual, con muchos discípulos, mucha escuela, muchos pensamientos y mucha intensidad de pensar en un mundo mejor; no solo en un Perú mejor que eso ya es evidente, sino en un mundo mejor. Esto lo atestiguan los miles de sus seguidores entre los que me incluyo.

En la página 171 de ese artículo de 1974 Lumbreras decretó:

 Los objetos solo son el producto del trabajo social, hay pues que conocer al trabajador y no a los objetos”.

 Nada más humano que eso, buen viaje maestro.

 Carlos Roldán DEL ÁGUILA Chávez[1]

Noviembre, 2023

[1] crdela@hotmail.com/Arqueólogo, investigador y gestor cultural.