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Ceremonia de Reconocimiento Premio Copé 2020
Buenas noches, mis compañeros del jurado que imagino sentados entre ustedes, me han pedido que dirija unas palabras para introducir al ganador de la edición de este Premio Bienal de Ensayo “Premio Copé 2020”, porque saben que vivo fuera del Perú y que esta sería la única manera para sumarme a esta fiesta.
Integrar el jurado de un premio de cualquier género: poesía, narrativa o ensayo supone un lado A y un lado B. El lado B lo encarnan todos esos manuscritos a los cuales les faltó un hervor o bien quedaron demasiado hechos y que por lo tanto descartamos a pesar del ímprobo y extraordinario trabajo que muchas veces atesoran.
El lado A, por el contrario, nos representan esos manuscritos que desde sus primeras líneas nos incumben, hechizan y conmueven. Así, seleccionar los ensayistas finalistas es la parte más estimulante de la deliberación, aunque nada es comparable a la satisfacción que se siente cuando el premio recae en una figura como la de David Quichua Chaico, joven historiador y profesor universitario, ajeno a los círculos académicos limeños porque ejerce su labor docente e investigadora en la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga.
El ensayo ganador “De curaca a congresista, vigencia de una familia indígena en la política nacional” no solo es un trabajo riguroso y sugerente, sobre todo es un aporte original e inédito para nuestra historiografía, porque el profesor Quichua Chaico ha seguido el rastro documental de la familia “Chuchón” desde el siglo XVI hasta nuestros días; comenzando con Lucas Chuchón (curaca de Vizchongo) y terminando en Alicia, Cerafina y Celestina Chuchón Huamaní, tres hermanas que a mediados del siglo XX fueron maestras, escritoras, ciudadanas ejemplares y madres a su vez de una nueva generación de profesionales comprometidos con su región, entre los cuales hallamos ingenieros, juristas y médicos, como Héctor Chávez Chuchón, ex parlamentario ayacuchano.
El profesor Quichua Chaico demuestra de forma inapelable como los Chuchón fueron mediadores entre su pueblo y la administración colonial primero y la república independiente después. Durante el virreinato fueron curacas y durante la república continuaron al servicio de su comunidad, como alcaldes, jueces, gobernadores, abogados y singularmente educadores, pues su protagonismo en la promoción de la enseñanza pública resulta documentado desde fines del siglo XIX.
Contra la idea entronizada de que la población indígena fue apartada de la gestión republicana por el estamento criollo, el profesor Quichua Chaico reconstruye las alianzas políticas, empresariales y matrimoniales que les permitieron a los Chuchón seguir ejerciendo su imprescindible función mediadora.
En nombre de los miembros del jurado de la VII Bienal de Ensayo “Premio Cope 2020”, me hace ilusión decirle al ganador cuanto me congratuló descubrir que, en el año del bicentenario de la independencia del Perú, el máximo galardón al pensamiento y la reflexión que existe en nuestro país recaía en un joven catedrático ayacuchano que nos representaba a todos, gracias a un ensayo que al mismo tiempo era la cifra de la historia del Perú.
No quiero terminar mi intervención sin unas palabras acerca de la lengua quechua y porqué en la rebelión de Túpac Amaru, en la pampa de la Quinua, en la campaña de la Breña y en casa de María Parado de Bellido como en casa de los Chuchón, sin duda se habló más Quechua que Castellano. El quechua ganó la guerra de la independencia, pero perdió la batalla de la enseñanza pública republicana. Gracias a jóvenes como usted “Profesor Quichua Chaico” algún día el Runa Simi de los antiguos peruanos quizá florezca de nuevo como los árboles del tulipán de la Plaza de Armas de Huamanga.
Enhorabuena y disfrute del premio, profesor.
Sevilla, 20 de enero de 2021