Alejandra Ruiz León

El interés por comunicar ciencia es indudable, sin embargo, la comunicación de la ciencia es aún una disciplina en crecimiento y una gran desconocida para muchos. Con frecuencia científicos o interesados en la ciencia buscan iniciarse en este mundo buscando consejos sobre cómo empezar a conversar con el público general. Para ellos, me he animado a escribir esta columna con cinco consejos para quienes tienen un interés en la comunicación de la ciencia, pero no saben por dónde empezar.

  1. ¿Ya comunicas la ciencia?

Con frecuencia quienes tienen un interés por la comunicación científica ya están relacionados con algún proyecto que conecta a la ciencia con la sociedad. Por ejemplo, algunas personas trabajan en las áreas de comunicación de una universidad o de algún instituto que se relaciona con el campo científico. En estos casos, creo que antes de embarcarse en un nuevo proyecto, conviene recordar en qué escenarios hemos realizado comunicación científica e identificar con qué audiencias hemos trabajado y qué tipo de comunicación realizábamos. De esta forma podremos conocer qué tipo de actividades disfrutamos más y con qué herramientas ya contamos.

  1. ¿Qué tipo de divulgación científica disfrutas?

Hay diferentes plataformas para realizar comunicación científica, por ejemplo medios escritos, blogs, redes sociales, podcasts, entre otras. Para alguien que busca comunicar la ciencia es importante conocer el medio en el que busca establecer su proyecto. Por este motivo, aconsejo comenzar a comunicar ciencia en un formato que nosotros mismos disfrutamos como audiencia. Por ejemplo, antes de empezar mi cuenta de Instagram de Mitocondria, yo contaba con experiencia en talleres científicos y comunicación institucional, pero no generando contenido para redes sociales. Antes de iniciar mi cuenta, analicé que plataformas utilizaba más y decidí empezar en Instagram porque es la red social que más uso y conozco. Al empezar con una plataforma que ya conocía como usuaria se facilitaba el manejo de la aplicación, así como las dinámicas propias de cada una de las redes. 

  1. Analiza a los grandes

Como comunicadora científica consumo mucho contenido de ciencia, ya que este es uno de mis principales intereses y porque aprendo de otros colegas. Sin embargo, es diferente consumir contenido como audiencia que, como creador, ya que uno tiende a analizar el contenido de una forma más activa y prestando atención a los detalles de redacción, edición, entre otros. Por ejemplo, uno de mis periodistas científicos favoritos es Ed Yong, quien recibió el Premio Pulitzer en 2021. Cuando leo sus columnas lo hago con resaltador y lapicero en mano pues me fijo especialmente en cómo organiza la información en sus columnas o cómo incluye las citas de sus entrevistas. Algo similar podemos hacer con otros formatos, por ejemplo, prestando atención a cómo divulgadores científicos en YouTube organizan sus videos o qué recursos usan. De esta manera, podemos empezar a entender cómo son las estructuras de los contenidos científicos que más disfrutamos y cómo podemos incorporar estos detalles en nuestros propios proyectos.

  1. ¡Empieza!

Los aprendizajes que se imparten en cursos y talleres de comunicación científica necesitan de un espacio para ponerlos en práctica. Es frecuente que tengamos una idea de qué tipo de proyecto de comunicación queremos empezar, sin embargo, hasta que no lo empezamos no podremos conocer los retos y qué herramientas realmente necesitamos. Al inicio, nuestras labores de comunicación tomarán mucho tiempo, ya que nos costará encontrar las palabras adecuadas o manejar las herramientas técnicas. Pienso que es importante saber cuánto tiempo nos demora escribir una columna o grabar un video, para mejorar nuestro control del tiempo. Por ejemplo, cuando empecé haciendo historias de Instagram me podía demorar hasta tres horas haciendo unas historias. Con el paso del tiempo, solo me tomaba una hora, y ahora intento hacerlo en menos de treinta minutos. Con la experiencia, mi forma de comunicar ha mejorado, pero también lo ha hecho mi conocimiento de la plataforma y mi relación con mi audiencia.

  1. Escucha

Uno de los beneficios de las redes sociales es que podemos escuchar a nuestras audiencias de forma automática. Esto siempre es un arma de doble filo ya que al inicio recibir comentarios negativos nos puede desanimar en nuestros intentos de comunicación. Sin embargo, las respuestas de nuestra audiencia son un material importante para mejorar nuestro contenido. En algunas ocasiones, recibimos preguntas que nos permiten darnos sobre el no entendimiento a nuestras explicaciones, a pesar de que se piensa lo contrario. Y también en las preguntas de nuestra audiencia podemos encontrar inspiración para nuevas columnas o nuevos videos. Creo que los comentarios que recibimos en nuestras redes y proyectos escritos deben usarse como la señal que nos dirige a escuchar a nuestra audiencia y responder con una mejora.

Espero que estos consejos sean un empuje para quienes consideran empezar un proyecto de comunicación científica. Cada vez son más los espacios y públicos que abren sus puertas a la comunicación de la ciencia, siendo una oportunidad para quienes estamos dentro de esta disciplina, y para quienes buscan estarlo. Como dice un refrán conocido, en la educación –o en la comunicación de la ciencia– no hay competencia, solo espacio para la colaboración.