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01 Ago2023

Kafka y su obra
por Carmen Ollé

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Discurso de la escritora Carmen Ollé en la presentación del libro “Un mundo precario. Ensayo sobre la obra y la escritura de Franz Kafka” de Jorge Valenzuela Garcés, Premio Copé de Ensayo 2022, realizado el lunes 31 de julio de 2023 en la FIL Lima 2023.

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Las preguntas en la narrativa de Kafka nos “instalan en un universo inestable en que sus protagonistas comparten con sus lectores el mismo desconcierto”, escribe Jorge Valenzuela en el fragmento 146 de su ensayo Un mundo precario, sobre la obra y la escritura de Franz Kafka.

En reciente entrevista con Carlos Sotomayor, el profesor Valenzuela afirma que su trabajo es una exploración desde el punto de vista de un escritor y lector sobre los diarios, las cartas y la obra del autor checo. Es a través de 400 fragmentos reflexivos que él abarca en un instante estos tres universos, no solo para invitar al lector contemporáneo a una nueva lectura, sino para tratar de conocer los impulsos secretos de un escritor esquivo, extraño, pero fascinante. En este trabajo se percibe un gran intento por establecer los puentes o las intersecciones importantes entre diarios, cartas, novelas y cuentos del autor de La metamorfosis (Die Verwandlung en el original). Para mencionar solo algunas hablaríamos del dolor, la culpa, la insignificancia o la incertidumbre.

¿Cómo genera Kafka su mundo literario; ¿en qué creía?, ¿qué lo disgustaba?, ¿se sentía desgraciado?, ¿escribía de qué modo?, ¿cómo terapia o como expiación? Son preguntas que se plantea el lector y escritor Valenzuela sobre una narrativa hecha sobre la base también de interrogantes.

Desde mi visión lectora de otro lector de Kafka, parto asimismo de las cuestiones propuestas por el autor de este ensayo, de modo que la incertidumbre, lo inestable y lo precario marquen un derrotero infinito. O según sostiene el filólogo catalán Alex Broch –centrándose en sus tres novelas América, El proceso y El Castillo–, una de las situaciones inverosímiles a que se encuentra sometido el personaje kafkiano y que se convierte en tema central es la de Laberinto y búsqueda.[i]  

Praga como ciudad, en la época de Kafka, ya es una ciudad misteriosa,  así nos  la presenta Patrizia  Runfola[ii], pues “era el umbral de acceso a un mundo misterioso… un cruce ante todo de culturas diversas e imperiosas, de origen checo, alemán y judío…” en ese tiempo residían en Praga 415 mil checos, 10 mil alemanes y 25 mil judíos, de los cuales 14 mil se expresaban correctamente en checo y 11 mil en alemán[iii]… cada grupo vivía aislado en su barrio y la hostilidad y desconfianza entre unos y otros no era nada extraño. Asunto difícil de captar por nosotros es el alemán de Praga, pues no hablamos esa lengua; al parecer, la desaparición de palabras “abrumaba” a algunos escritores, e incluso Rilke buscaba “febrilmente” “palabras inusitadas” en los diccionarios de La Biblioteca Nacional de París[iv]; por eso algunos caían en la retórica,” Kafka, en cambio, decidió limitarse al material lingüístico a su alcance”, afirma Runfola[v] en su libro citando a Wagenbach.

El interés que muestra Valenzuela por el detalle es de suma importancia en este trabajo literario y filosófico a la vez, no el detalle manierista al estilo del escritor ruso Vladimir Nabokov, sino aquel que distorsiona, por ejemplo, el espacio, el no-lugar, dice Jorge mencionando a Marc Augé: “El espacio aleja y acerca”, “produce el efecto de una longitud interminable”[vi]. Sucede igual en el relato “Un mensaje imperial”, donde un patio no es solo un patio, sino que las escaleras y puertas del palacio se multiplican durante miles de años. Estas situaciones extrañas, el azar, la incertidumbre y la infelicidad son constantes. De ahí que Valenzuela anote con precisión que subalternidad y atemporalidad se unen en su poética. Lo verosímil en lo imposible.

¿Cómo percibe el profesor sanmarquino la interioridad en Kafka? Él la percibe como algo seguro; la interioridad es un refugio estable que no se halla en el mundo exterior. Se especula que Kafka no leyó a Freud, pero sí sabía de sus investigaciones por Max Brod. ¿Tuvo alguna asociación con el subconsciente este huir de la angustia, tomando en cuenta que según Freud este espacio abarca la parte impulsiva y oscura del ser humano?

Otro punto interesante que advierte Jorge es la ausencia de causas, solo hay consecuencias, asevera; “el mal ya consumado”. Y no es difícil preguntarse hasta qué punto la ausencia de estas causas podría definir la aparente apoliticidad en Kafka. No obstante, se sabe que frecuentaba algunos cafés donde se reunían los discípulos del filósofo Franz Brentano o periodistas como Egon Erwin Kisch –considerado el ciudadano del mundo– o el café Arco donde se citaban los miembros del Círculo de Praga. Sería raro que no se tocaran temas de todo tipo, incluso políticos en esos encuentros. Según algunos estudiosos, Kafka rechazaba el sionismo, pero era partidario de la emigración a Palestina.

Lo doméstico, lo cotidiano, la soltería son otros asuntos sobre los que reflexiona el lector Valenzuela; despierta gran interés en él la historia personal del joven Franz sobre su eterna soltería.  Kafka es feliz e infeliz al mismo tiempo en el amor, aunque se muestra siempre reacio al matrimonio; cancela compromisos sentimentales para reiniciarlos de nuevo y volver a ponerles fin; solo cuando está al borde de la muerte pide la mano de una judía polaca, pero el padre de esta se la niega. Es decir, se repite en su vida la misma situación insólita que en sus cuentos, como bien apunta Valenzuela.

Y claro, un tema trascendental es la ficción, donde el autor de Un mundo precario recuerda al crítico Jordi Llovet, para quien Kafka es el creador de un mundo de ficción en el sentido más pleno, sin referentes reconocibles, pero –me atrevería a afirmar– con correlatos objetivos,  ya que  lo que suscita el shock en los lectores, según Alex Broch, en lo que se refiere a la cotidianeidad es: “esta situación de lógica y verosimilitud del personaje frente a la inverosimilitud e ilógica de la situación”. Esquema clave que se repite en toda su narrativa y que nos provoca el extrañamiento. Idea fundamental en el ensayo de Valenzuela, para quien el realismo costumbrista es un lastre en la narrativa peruana.

Lo fantástico es muy particular en la obra del autor checo por esa inclusión de lo cotidiano en donde irrumpe una situación inverosímil. Me ha dado la impresión de que Valenzuela se cuida muy bien de abordar la obra kafkiana asociada solo a la literatura del absurdo –caracterizada por su humor iconoclasta– o al arte expresionista que deforma la realidad; ya que lo fantástico, según Jorge, en la obra kafkiana es la perturbación, el malestar, la enfermedad en sus personajes que “padecen el síndrome de la irrealidad”; por ello lo sobrenatural se manifiesta en lo cotidiano y doméstico. Acaso, se pregunta Valenzuela, si este padecimiento de sus personajes y actantes: objetos, animales híbridos, etc. puede vincularse con la relación conflictiva que Kafka tenía con su cuerpo, “un obstáculo para ser feliz”, afirma. En Kafka la belleza está en lucha contra la muerte, y ella misma es precaria y está en constante deterioro, comenta Valenzuela[vii]: la percepción de algo bello es fugaz y cede el paso al deterioro.    

Su propio cuerpo es para Kafka inútil, como lo era también para su admirado poeta romántico alemán Heinrich von Kleist.

A propósito del tema del cuerpo, llama la atención sobre cómo se quejaba Kafka de su aspecto físico “extraordinariamente juvenil”: “Nunca viviré la edad viril –le confiesa a Max Brod– el niño que soy se convertirá súbitamente en un viejo de pelo blanco”.[viii]

A Franz Kafka se le han dedicado y dedican muchísimos estudios, su obra es motivo de interpretaciones de todo tipo. Jorge menciona en su extensa bibliografía consultada solo a dos autores peruanos: Miguel Gutiérrez y Ricardo González Vigil; a ellos se suma ahora su excelente ensayo.

Un mundo precario nos abre infinitas ventanas y puertas para seguir asediando –si cabe el término– al autor de la sonrisa melancólica y espectral, una sonrisa vaga, heredada –dicen– de una vieja tía[ix].

[i] Alex Broch: “Relaciones de Verosimilitud y antifinal narrativo en la obra de Franz Kafka”, en camp de l’arpa, revista de literatura, N° 63, mayo 1979, pp.. 26, 27), Barcelona.

[ii] Patrizia Runfola, Praga en tiempos de Kafka, Bruguera, España 2006, p.17.

[iii] Ob.cit., p. 17.

[iv] Ob.cit. pp., 20,21.

[v] Ob. cit., p. 19.

[vi] Jorge Valenzuela: Un mundo precario, Ediciones Copé, 2023, p. 38.

[vii] Ob.cit., p.33.

[viii] Patrizia Runfola, Praga en tiempos de Kafka, Bruguera, España 2006, p.25.

[ix] Ob.cit. p. 25.