Soledad Mujica

En los dos artículos anteriores hemos analizado casos que ilustran el trascendental papel que ejerce la comunidad de portadores al liderar las acciones de salvaguardia de sus expresiones de patrimonio vivo.  En primer lugar, tratamos la trayectoria de registro, investigación, promoción y difusión que, a lo largo de tres décadas y en torno a su danza y a su festividad, han desarrollado los portadores de la danza Qhapaq Negro de Paucartambo. Estos portadores, organizados en una cuadrilla y mediante acciones consensuadas y constantes, han logrado consolidar su expresión como un referente en la cultura nacional. A continuación, mostramos el impacto del Museo Afroperuano de Zaña, en Lambayeque, entidad que -en cerca de veinte años- ha hecho una labor extraordinaria para el rescate de expresiones culturales norteñas en peligro de extinción. Este museo, liderado por el sociólogo Luis Rocca Torres y con el activo concurso de voluntarios de la población de Zaña, logró convocar a múltiples actores locales y regionales para fortalecer prácticas como el uso musical del checo, instrumento de percusión, y el baile tierra, danza de pareja, convirtiéndose en un paradigma nacional de salvaguardia y contribuyendo, además, a posicionar en la agenda nacional el aporte de la población afroperuana a la cultura nacional.

En este artículo veremos el caso del Sistema Tradicional de Jueces de Agua de Corongo y cómo la comunidad de portadores, el Estado y la cooperación internacional se aúnan para promover una forma de organización autónoma, de base campesina, que gestiona de modo sostenible el manejo del agua y el uso agrícola de los terrenos comunales bajo tres principios andinos: la solidaridad, la equidad y el respeto por la naturaleza.

Los orígenes de este sistema se remontan a épocas prehispánicas y el mismo tiene como objetivo el abastecimiento equitativo y sostenible del agua, así como la gestión adecuada de la tierra de cultivo. El sistema, a su vez, logra reducir las tensiones sociales, fomentar la solidaridad y garantizar los recursos para las siguientes generaciones.

La máxima autoridad del sistema son los jueces de agua, uno por parte arriba y otro por parte abajo, siguiendo la ancestral dualidad andina de hurin y hanan, opuestos complementarios. Cada Juez de Agua lidera a un conjunto de comuneros, agrupado de manera jerarquizada que, a su vez dirige las faenas comunitarias colectivas que se desarrollan a lo largo del año para el mantenimiento de los canales de regadío y los reservorios de agua. De igual modo, velan por la distribución escrupulosa del agua de riego y la rotación de los terrenos de cultivo.   

Es relevante destacar que, por su trascendencia para la vida productiva de Corongo, los Jueces de Agua lideran la vida festiva y ritual de la sociedad coronguina, un ejemplo de ello es su relevante presencia en la festividad de San Pedro, Santo Patrón de Corongo y figura religiosa asociada al culto al agua y, por ende, propiciadora de una relación armónica con la naturaleza. De este modo, este sistema de manejo de recursos naturales se ha constituido en el eje de la identidad y de la organización social de los coronguinos.

La comunidad coronguina, con miras a la salvaguardia y la puesta en valor de esta estructura organizativa que articula el calendario festivo y religioso a la gestión de recursos naturales, emprendió, a inicios del año 2013, las acciones para su declaratoria como Patrimonio Cultural de la Nación. Así, en los primeros meses de ese año, bajo la coordinación del investigador Jorge Trevejo Méndez, un grupo de coronguinos, entre los que figuraban numerosas personas que habían ejercido el cargo de Juez de Agua, elaboró el expediente técnico para este fin. El desarrollo de este contó con la asesoría de especialistas del Ministerio de Cultura y, en los últimos días del 2013, la declaratoria se concretó mediante Resolución Viceministerial[1].

Luego de este reconocimiento nacional, en enero de 2014, los Jueces de Agua en ejercicio, algunos antiguos Jueces de Agua, autoridades locales y pobladores, solicitaron al Ministerio de Cultura,  a través de un memorial,  desarrollar el expediente que permita postular el Sistema tradicional de Jueces de Agua de Corongo a la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, lista implementada en el marco de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (UNESCO, 2003). Debido a la relevancia de los valores que este sistema de conocimientos asociados al desarrollo sostenible vehiculiza, el Ministerio de Cultura consideró pertinente encaminar las acciones para la postulación y convocó, en conjunto con la comunidad, a diversas entidades públicas que pudieran sumarse a la iniciativa. El equipo de elaboración del expediente fue coordinado por el investigador Jorge Trevejo y la profesora Jesús Roldán.

Entre los años 2014 y 2016, la comunidad de Corongo, el Centro Folclórico Cultural Champará (entidad representativa de la sociedad civil coronguina), el Ministerio de Cultura, el Programa Qhapaq Ñan, la Autoridad Nacional del Agua (organismo del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego), entre otras instituciones,  produjeron registros, investigaciones, talleres y certámenes, tanto en el plano local como en el nacional,  destinadas al desarrollo del expediente a presentar a la UNESCO como también a la difusión de los valores de esta expresión cultural:

Este reconocimiento de la UNESCO ha generado un considerable interés en la comunidad internacional por conocer esta práctica cultural. Así, tanto el investigador Jorge Trevejo como los Jueces de Agua en ejercicio, han sido invitados a exponer en certámenes internacionales acerca de cómo el derecho consuetudinario contribuye a la gobernanza y a la gestión de los recursos naturales. Estos son los foros en los que han participado:

El Sistema tradicional de Jueces de Agua de Corongo constituye un ejemplo de la vigencia de los conocimientos tradicionales para la sociedad contemporánea; a su vez, el proceso llevado a cabo para su puesta en valor evidencia los beneficios para la salvaguardia que trae el trabajar en alianza estratégica entre la comunidad de portadores, el Estado y la cooperación internacional. A través de la inscripción en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, la comunidad de Corongo puso a disposición del mundo este modelo ancestral de gestión del agua y de la tierra y contribuyó a dar visibilidad a los conocimientos y saberes tradicionales que procuran el desarrollo sostenible.                                                                                                                                  

[1] RVM-093-2013-VMPCIC-MC