Soledad Mujica

La Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial prevé y pone a disposición de los Estados Partes cuatro mecanismos para favorecer la salvaguardia de las expresiones de la cultura viva.  Se trata de un conjunto de herramientas constituido por dos listas de expresiones –la Lista Representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad y la Lista del patrimonio cultural inmaterial que requiere medidas urgentes de salvaguardia– un registro de programas de salvaguardia –conocido como Registro de buenas prácticas de salvaguardia– así como un sistema de financiamiento de la salvaguardia, el Fondo del patrimonio cultural inmaterial.

Entre estos mecanismos, uno de los que más ha generado expectativas y atención por parte de las comunidades de portadores y de los Estados Partes en la Convención, es la Lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. Esta lista tiene como propósito promover la visibilidad y el reconocimiento del patrimonio inmaterial, así como enfatizar en su importancia para la reproducción de la vida social, cultural y económica de las comunidades. Conforme al Artículo 16 de la Convención, esta lista se define así: 

“Para dar a conocer mejor el patrimonio cultural inmaterial, lograr que se tome mayor conciencia de su importancia y propiciar formas de diálogo que respeten la diversidad cultural, el Comité, a propuesta de los Estados Partes interesados, creará, mantendrá al día y hará pública una Lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.”

Los Estados –en conjunto con las comunidades de portadores– postulan a esta lista expresiones que están vigentes y sobre las cuales no pesan amenazas mayores a su transmisión y continuidad. En los diversos países que cuentan con expresiones inscritas en la Lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad existe un cierto consenso de que la misma contribuye de manera significativa a generar conciencia sobre los valores que vehiculiza el patrimonio cultural inmaterial, pues, cuando una expresión es inscrita en ella se generan múltiples espacios de celebración y reflexión, tanto a escala local, en el espacio al que pertenece la expresión, como a escala mayor, regional o nacional, difundiéndose el valor social, cultural y económico de la cultura viva.  Además, es importante subrayar que, como parte del procedimiento de elaboración de un expediente, se proponen medidas de salvaguardia acerca de cuya ejecución se deberá informar, periódicamente, a la UNESCO. A la fecha son 567 expresiones inscritas en esta lista, las mismas que pertenecen a 136 países.

Cabe señalar que, para procesar los expedientes de postulación a las dos listas y al registro de buenas prácticas, se han establecido métodos exhaustivos de evaluación, específicos para cada mecanismo, que figuran en las Directrices operativas, conjunto de pautas establecidas para aplicar la Convención. La evaluación es llevada a cabo por un Órgano de evaluación compuesto por doce miembros designados por el Comité intergubernamental para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial, seis expertos en patrimonio inmaterial, representantes de los Estados Partes y seis organizaciones no gubernamentales acreditadas ante la UNESCO. Este colegiado debe tener una representación geográfica equitativa. En este contexto, en función a los recursos disponibles en la UNESCO y debido a lo complejo del método de evaluación, se ha determinado que, por el momento, el Órgano de evaluación procese un máximo de sesenta expedientes al año. Ello determina que –para la Lista representativa– solo se admite un expediente por país cada dos años.

Así, postular y lograr un reconocimiento en la Lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad de la UNESCO es una tarea complicada que implica que el Estado prepare y presente, en conjunto con la comunidad de portadores, un expediente conforme a los requerimientos establecidos en las Directrices Operativas. Para implementar esta labor, la Dirección de Patrimonio Inmaterial del Ministerio de Cultura del Perú se basa en ciertos criterios: que la expresión a postular haya sido reconocida como Patrimonio Cultural de la Nación, que la expresión a postular contribuya a la representatividad geográfica, étnica y cultural del Perú, entre otros.  En base a estos lineamientos de índole inclusivo y considerando las condiciones y prioridades de procesamiento de expedientes establecidas por la UNESCO, se desarrollan los expedientes de expresiones del patrimonio cultural inmaterial peruano que se desea pertenezcan al prestigioso grupo del Patrimonio de la Humanidad.

En este contexto, nuestro país ha logrado incluir en esta lista, en su momento a través del Instituto Nacional de Cultura y, desde el 2010, del Ministerio de Cultura, once expresiones peruanas:

  1. El patrimonio oral y las manifestaciones culturales del pueblo Zápara. Loreto.
  2. El arte textil de Taquile. Puno.
  3. La Huaconada, danza ritual de Mito. Junín. 2010.
  4. La danza de las tijeras. Apurímac, Ayacucho y Huancavelica. 2010.
  5. La Peregrinación al santuario del Señor de Qoyllurit’i. Cusco. 2011.
  6. Conocimientos, técnicas y rituales vinculados a la renovación anual del puente Q’eswachaka. Cusco. 2013.
  7. La fiesta de la Virgen de la Candelaria en Puno. Puno. 2014.
  8. Danza del wititi del valle del Colca. Arequipa. 2015.
  9. Sistema tradicional de Jueces de Agua de Corongo. Áncash.
  10. El Hatajo de Negritos y Las Pallitas, danzas de la costa sur central del Perú. Ica. 2019. 
  11. Valores, conocimientos, saberes y prácticas del pueblo Awajún asociados a la producción de cerámica. Amazonas, Cajamarca, Loreto y San Martín. 2021.

Es interesante destacar que el Perú es el país de América Latina que cuenta con más expresiones inscritas en la Lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.

Es también razón de orgullo para el país que seis de estos once expedientes[1] han sido considerados por el Comité intergubernamental para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO como modelo, ello debido a la calidad y claridad de la información colocada en ellos. La UNESCO distingue así a aquellos expedientes que –por la pertinencia de la información consignada en ellos– pueden servir de guía a los países en la elaboración de sus respectivos dosieres. 

En tales circunstancias, el Perú espera alcanzar este año, en diciembre, la inscripción de las Prácticas y significados asociados a la preparación y consumo del ceviche, expresión de la cocina tradicional peruana. Se espera que este reconocimiento permita visibilizar a los actores fundamentales que dan sustento a esta expresión culinaria, los pescadores artesanales, los productores agrícolas, los cocineros tradicionales, entre otros, favoreciendo la mejora de su calidad de vida y el interés por el cuidado de todo el sistema.  Además, sin lugar a duda, este reconocimiento mundial a nuestro plato bandera contribuirá a la valoración internacional de nuestra culinaria tradicional.

A su vez, ya obra en la UNESCO el expediente relativo al Sarawja de Moquegua, original práctica musical y coreográfica de origen aymara y propia de la provincia de Mariscal Nieto, cuya inscripción debería producirse en el ciclo de evaluación correspondiente al 2025. Esta expresión, de gran contenido estético y simbólico, es conocida casi únicamente en el ámbito de la región Moquegua, por lo que se considera que su inscripción en la Lista representativa le otorgará valoración y difusión, lo que se espera impacte favorablemente en su salvaguardia. 

Gracias al prestigio y a la difusión que esta lista ha alcanzado, por los efectos positivos que produce en las expresiones, así como en las comunidades de portadores que gozan del título de Patrimonio de la Humanidad, su popularidad entre las comunidades de portadores del mundo ha crecido exponencialmente, generándose una alta y legítima demanda por inscribir en ella múltiples expresiones. Lamentablemente, en las condiciones actuales, en que la UNESCO solamente procesa sesenta expedientes al año, los Estados parte en la Convención enfrentan la difícil tarea de establecer prioridades en las postulaciones y comunicarlas a las comunidades de portadores. El gran reto de la UNESCO y de los Estados Partes en esta Convención, reside en encontrar las condiciones y la forma en que esta hermosa herramienta, la Lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, no se convierta en un sueño inalcanzable.

[1] La Peregrinación al Santuario del Señor de Qoyllurit’i (2011); Conocimientos, técnicas y rituales vinculados a la renovación anual del puente Q’eswachaka (2013); La danza del Wititi del valle del Colca (2015); Sistema tradicional de Jueces de Agua de Corongo (2017); Hatajos de negritos y pallitas de la costa central del Perú (2019) y Valores, conocimientos, saberes y prácticas del pueblo Awajún asociados a la producción de cerámica (2021).